Estamos en junio, mes del Orgullo LGTB+. Sí, todo un mes entero, que gira en torno al 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT+, en los que las personas del colectivo nos hacemos aún más activas para luchar por la igualdad plena y el fin de la discriminación.
Pero para no perder la tradición, sigue habiendo personas (y no son pocas) que se cuestionan la necesidad de que exista esta celebración reivindicativa para hacer visible lo orgullosos que nos sentimos de nuestra orientación sexual.
Que si no hay un Día del Orgullo Hetero, que si los gais solo lo hacen para ir medio desnudos encima de carrozas, que si solo es una bacanal llena de vicio… ¿A que te suenan estos comentarios? Son muchas las voces tildadas de homofobia que se oponen a la celebración del Orgullo LGTB+, tanto de personas de fuera del colectivo como de dentro.
¿En qué consiste la emoción orgullo?
El orgullo es una emoción que nos hace crecer, que nos hace crear, imaginar, transformarnos, tomar decisiones y darlas a conocer de una manera valiente.
Empecemos en primer lugar por aclarar qué es eso del orgullo y para ello me voy a basar en el planteamiento que hace la Ingeniería Emocional.
Sin duda, el orgullo es una de las emociones básicas peor entendidas en nuestro tiempo. En general, se asocia con prepotencia, altivez, arrogancia, con sentirse superior a los demás y mirar por encima del hombro. Por ello, suele estar mal visto que una persona diga que se siente orgullosa de sí misma, ya que se asocia con una falta de humildad tremenda.
Sin embargo, la realidad de esta emoción es bien distinta. El orgullo sano parte de la admiración, del reconocimiento honesto de lo que somos o hacemos, y también de lo que son y hacen los demás, pero siempre desde la humildad y desde la base de que nadie está por encima de nadie.
Es una emoción que nos hace crecer, que nos hace crear, imaginar, transformarnos, tomar decisiones y darlas a conocer de una manera valiente. En definitiva, que nos va ayudando a subir peldaño a peldaño en nuestro crecimiento personal. Todo ello, quitándonos de la cabeza competiciones con los demás y envidias de cualquier tipo. ¡La vida no es una maratón!
Párate un segundo y recuerda algún momento en el que alguien te dijo que estaba orgulloso de ti. ¿Cómo te sentiste? ¿Feliz? ¿Emocionado? ¿Tuviste la sensación de que crecías por dentro, de que te hacías más grande? ¿Te dieron ganas de seguir haciendo cosas? Perfecto. Esa es la emoción de orgullo real de la que te estoy hablando.
La importancia del orgullo en el colectivo LGTB+
El orgullo nos convierte en personas fuertes, valientes, que no se esconden ni se dejan intimidar, y que siguen creciendo y aportando valor a su entorno.
El orgullo es una emoción fundamental para cualquier persona, pero más aún para aquellas que han sido víctimas del odio y la discriminación. Tal es el caso del colectivo LGTB+, cuyos miembros recibimos mensajes desde una temprana edad de que nuestra orientación sexual o identidad de género es algo malo, algo que se sale de la norma. Mensajes que son recibidos bien de forma violenta a través de insultos y agresiones físicas, o de una forma más camuflada a través de la educación, la religión o incluso chistes aparentemente inocentes.
Así, al tiempo que vamos creciendo, nuestra autoestima queda por los suelos y asumimos que somos inferiores a los demás o, mejor dicho, inferiores a los heterosexuales cisgénero.
¿Y cómo podemos recuperar esa autoestima para equipararnos al resto de la sociedad? Aceptando, en primer lugar, nuestra orientación o identidad sexual y… ¡bingo! Sintiéndonos muy orgullosos de ella.
Este orgullo nos convierte en personas fuertes, valientes, que no se esconden ni se dejan intimidar, y que siguen creciendo y aportando valor a su entorno. Pero ojo, siempre desde la humildad.
Por eso celebramos este mes del Orgullo LGTB+. Por eso, hacemos una manifestación donde reivindicamos nuestro derecho a ser iguales y en la que prima la libertad de que cada quien sea como quiera ser.
Así que mi consejo es claro: empieza a conectar con tu orgullo auténtico. Serás infinitamente más feliz.
Suena sencillo, ¿realmente lo es?
Sentirse orgulloso de algo que te ha provocado tanto sufrimiento no es algo que se consiga de la noche a la mañana. Hace falta identificar todas las creencias que has ido acumulando a lo largo de los años y que te están impidiendo sentirte plenamente orgulloso de quien eres.
Sacar a la luz estas creencias negativas y entrenar tu mente para cambiarlas por otras que te potencien es clave para conectar con tu orgullo. Ser consciente de lo que te está limitando es el primer paso para crecer.
¡Feliz Orgullo LGTBI+!
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