Cabe la posibilidad de que seas una persona que no está satisfecha con su vida. Puede que no seas feliz en tu trabajo, que tu relación de pareja esté estancada o que lleves un estilo de vida poco saludable que quieres dejar atrás. A pesar de ello, te resistes y no eres capaz de salir del bucle en el que te encuentras. Pero, ¿qué te parece si te digo que tengo una fórmula con la que puedes conseguir que tu vida cambie de verdad?
Hay una frase, que se le ha atribuido muchas veces a Albert Einstein, pero que en realidad no se sabe de quien es, y que dice tal que así: “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes“.
Sea de Einstein o no, lo cierto es que esta frase es perfecta para expresar lo que la mayoría de personas hacen: repetir una y otra vez acciones idénticas con la esperanza de que todo cambie por arte de magia, lo que además acaba generando mucha frustración.
Es como si quisiera hacer una suma que tuviera como resultado el número cinco y tú te limitaras a sumar una y otra vez dos más dos. Pero no solo, sino que imagínate que además cada vez que vieras que el resultado es cuatro y no cinco, tú te enfadaras contigo, con el mundo y pensaras que la vida es muy injusta. Suena ridículo, ¿verdad? Pues eso mismo es lo que hacemos con nuestra vida.
Así funciona tu cerebro
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Antes de hablarte de esa fórmula con la que obtener cambios reales en tu vida, me gustaría que entendieras cómo funciona tu cerebro, ya que aquí está la clave de por qué hasta el momento no has sido capaz de cambiar aspectos de tu día a día.
El cerebro tiene como prioridad absoluta la función de la supervivencia. Es decir, mantenerte con vida. A él le da igual si eres feliz o no, si consigues tus sueños o si tus metas se quedan por el camino. Él con que estés vivo, ya se da por satisfecho.
Y, para ello, va a hacer todo lo que sea necesario, como por ejemplo ahorrar energía al máximo. Para este ahorro energético, va a tratar de crear hábitos, es decir, interioridad determinadas acciones para que las hagas a diario de forma automática sin necesidad de dedicar grandes esfuerzos.
¿Qué ocurre entonces? Que cuando quieres modificar uno de esos hábitos con los que tu cerebro está tan tranquilo, éste se rebela y trata de evitarlo. Por ese motivo, nos cuesta tantísimo esfuerzo introducir cambios en nuestras rutinas. O lo que es lo mismo, por eso nos cuesta tanto cambiar.
Pero claro, si no cambiamos nuestros hábitos, si no cambiamos nosotros mismos, difícilmente vamos a obtener resultados diferentes en nuestra vida. Así que por mucho que nuestro cerebro se resista, debemos ser persistentes para dirigirnos hacia esa vida que realmente queremos.
La fórmula para lograr mejores resultados
Habiendo dejado clara la importancia de cambiar y el motivo por el que no te resulta sencillo, vayamos, ahora sí, a por la fórmula que te había prometido. Es la siguiente:
Como puedes ver, esta fórmula está compuesta por varias letras. P, que corresponde a los pensamientos que tenemos; la S, que son los sentimientos; la A, que son las acciones que llevamos a cabo y, por último, la R, que indica los resultados que obtenemos.
Así, en una primera lectura de la fórmula, tenemos la siguiente interpretación: según piense, voy a tener unos sentimientos, que me van a llevar a hacer una determinada acción, obteniendo de este modo unos resultados concretos.
Ejemplo: si pienso que soy muy bueno hablando en público (P), voy a sentirme motivado (S), lo que me llevará a hacerlo con seguridad (A) y con mayor probabilidad tendré un gran resultado (R). En cambio, si pienso que soy muy malo hablando en público, me sentiré desanimado y es muy posible que ni siquiera lo intente.
Pero si te fijas, entre la P, la S y la A, hay flechas de doble punta que hacen que esta secuencia se pueda interpretar también en sentido inverso: hacer determinadas acciones va a provocar en mí unos sentimientos concretos que van a llevar que tenga unos pensamientos.
Ejemplo: si me atrevo a hablar en público y se me da bien (A), me sentiré satisfecho y motivado (S) y pensaré que soy muy bueno y que puedo con todo (P).
En definitiva, lo que va a provocar grandes mejoras en tus resultados y, por lo tanto, en tu vida, es que logres modificar alguno de esos tres factores que están encadenados: los pensamientos, los sentimientos y/o las acciones. O, lo que es lo mismo, que consigas pensar, sentir y/o actuar de forma diferente a como lo vienes haciendo.
Parece sencillo, ¿verdad? Pues sí, lo es, al menos en teoría, aunque como te explicaba, tu cerebro va en contra de estas modificaciones. Por eso, te debes de esforzar en identificar de forma consciente cuáles son esos pensamientos, sentimientos y acciones que están haciendo que tu vida no sea como tú quieres.
Una vez que los tengas identificados, cámbialos por otros que remen a tu favor y ponlos en práctica, desoyendo las zancadillas que te ponga tu propia mente. Solo así conseguirás vivir la vida que realmente deseas.
Si te resulta complicado afrontar este proceso por ti mismo, te animo a que hables conmigo. Como coach, te ayudaré a alcanzar tus metas y a afrontar todos los cambios que tanto quieres.
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