A menudo se hablan de conceptos como la normalización y la visibilización del colectivo LGTB+. Y aunque en ocasiones se utilizan ambos términos como sinónimos, hay algunas consideraciones a tener en cuenta que van más allá de utilizar una u otra palabra.
¿Realmente es lo mismo normalizar que visibilizar la homosexualidad, transexualidad, bisexualidad…? ¿Qué matices podemos diferenciar? En un primer nivel, normalizar sería acostumbrar a la sociedad a la diversidad que existe dentro del colectivo a través de que la vean a diario en su entorno. En este punto, normalizar y visibilizar serían más o menos lo mismo.
Pero si entramos en un segundo nivel, el concepto de normalizar tendría un sentido pernicioso. Y es que hay quien considera que normalizar al colectivo LGTB+ pasa por que sus miembros se adapten a los cánones establecidos por la sociedad heteronormativa en la que vivimos. Es decir, que deben tener comportamientos “normales”, estilos de vida “normales”, formas de vestir “normales”, relaciones de pareja “normales”, etcétera, etcétera, etcétera, renunciando así a su diversidad.
Así, se produce una especie de falsa tolerancia social que solo acepta a aquellos LGTB+ que entran por el aro y renuncian a lo que realmente desean ser para convertirse en lo que la sociedad espera de ellos.
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Un ejemplo de esta falsa tolerancia sería dar la aprobación únicamente a los gais sin pluma que deciden tener una relación de pareja monógama y se casan (vamos, que cumplen al dedillo con el típico patrón heterosexual), pero en cambio rechazar a aquellos que viven una relación abierta, que alardean de su promiscuidad y que dejan claro a través de sus comportamientos cuál es su orientación sexual. Con los primeros se produciría ese típico comentario de “Estos chicos son gais, sí, pero majísimos, casi ni se les nota”, mientras que de los segundos se diría algo así como “Esos maricas son unos sinvergüenzas, están echados a perder por el vicio”.
Y en ambos casos, no tengáis duda, estamos ante una situación de homofobia. Porque en realidad, no se está aceptando la homosexualidad, sino la normalización de la misma, la heterosexualización de la misma. Vamos, que la aceptación real brilla por su ausencia.
¿Cuál es tu normalidad?
No me gusta la palabra normal. No me gusta en absoluto. La normalidad no existe. Depende siempre del punto de vista de cada quien. Para mí es normal que te gusten los hombres, mientras que para mi vecino del quinto lo normal es llevar 45 años casado con la misma mujer aunque lleve 35 sin soportarla.
¿Qué es lo normal para ti? Ha llegado el momento de que te pares a reflexionarlo y de que adquieras consciencia de ello, para ser consecuente. Deja a un lado lo que impone la sociedad, lo que te han enseñado a través de la educación y sé honesto contigo mismo.
Si quieres lucir tu pluma, lúcela.
Si quieres casarte, cásate.
Si quieres estar soltero, quédate soltero.
Si quieres tener una relación monógama, ten una relación monógama.
Si quieres tener una relación abierta, ten una relación abierta.
Si quieres vestir con ropa que tradicionalmente no corresponde a tu género, viste con ropa que tradicionalmente no corresponde a tu género.
En definitiva, pasa de la normalidad, sé libre de ser como eres y muéstralo al mundo con orgullo. Solo así conseguiremos una auténtica visibilización de toda nuestra diversidad.
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