Hace tiempo que te diste cuenta de tu homosexualidad, viviste tu proceso de aceptación y diste el paso de salir del armario con todo tu entorno. Y ahora, cuando estás viviendo tu vida sin esconderte, has conocido a alguien que te gusta y con quien has iniciado una relación. Alguien que sigue estando en el armario.
Esta diferencia de situación personal puede ser definitiva a la hora de mantener una relación saludable que satisfaga y haga feliz a las dos partes. Una relación en la que, al fin y al cabo, exista igualdad de condiciones.
Hay que partir de una idea que se aplica para cualquier relación de pareja: si estás en una historia que te está haciendo daño, ¿qué sentido tiene continuar tal y como se ha hecho hasta la fecha? Se puede intentar arreglar, claro que sí, pero para ello es necesario que ambos miembros estén dispuestos a ello.
Todo es negociable, todo se puede cambiar en cualquier momento, pero sin conciencia de los problemas que hay ni intención de mejora, no hay forma posible de que la historia siga adelante de forma saludable.
Así que si estás en una relación en la que tu novio sigue estando en el armario y esto te está perjudicando de alguna manera, toma nota de lo que viene a continuación.
¿En qué grado está en el armario?
En primer lugar, valora en qué medida tu chico está en el armario. Es decir, puede ocurrir que tú seas la única persona en el mundo que sepa que él es gay o que, en cambio, esté fuera del armario para sus amigos pero no para su familia y su trabajo. Otra opción es que sea en su entorno laboral el único donde no se muestre como un gay visible.
El grado en el que esté en el armario es determinante, así como también lo es su intención de que esta situación cambie. De nuevo, no es igual si tu novio está encerrado a cal y canto dentro del armario y no pretende abrir ni siquiera una rendija para que entre el aire, que si es consciente de que es algo temporal y está buscando la forma de vivir su orientación sexual sin esconderse.
En este último caso tu postura podrá de ser de apoyo durante el proceso, mientras que si vive apalancado entre las perchas del armario, lo más probable es que te arrastre hasta el olor a alcanfor.
¿Cómo te afecta a ti su situación?
Esto nos lleva a un punto importante: necesitas determinar cómo te afecta a ti que él esté en el armario, ya que va a ser clave para saber cuánto sufrimiento te está provocando.
¿Te presenta a todo el mundo como si fueras un amigo? ¿Evita ir a solas contigo por la calle? ¿Las muestras de cariño más allá del dormitorio están totalmente prohibidas? ¿Te recrimina que tengas pluma? ¿Te pide que no te pongas determinada ropa? ¿Te prohibe compartir fotos con él en redes sociales? ¿Te pone mala cara cada vez que quieres quedar con tus amigos gais? ¿Flirtea con chicas para no dar que hablar?
O, incluso, ¿está manteniendo a la vez una relación con una mujer? Es decir, ¿tiene una novia oficial mientras a ti te mantiene en la sombra?
Si alguna de estas cosas está ocurriendo, debes tener claro que estás en una relación desequilibrada, poco saludable, en la que el respeto brilla por su ausencia, en la que estás recibiendo un trato que en absoluto te mereces y en la que estás cediendo por completo la libertad de ser tú mismo. En definitiva, una relación en la que no te estás queriendo.
¿Le puedes obligar a que salga del armario?
Si, como decía antes, tu novio vive el armario como una etapa temporal y está dispuesto a salir de él por iniciativa, enhorabuena, porque hay muchas posibilidades que la relación se equilibre.
En cambio, si tu novio no quiere salir del armario, la cosa tiene pocas posibilidades de que se arregle. Porque si hay algo que no debes hacer jamás es obligar a nadie a salir del armario. Esta es una decisión completamente personal y nadie tiene derecho a tomarla por otra persona, incluso si esta persona es tu pareja.
Lo que sí puedes hacer es hablar con él, explicarle cómo te sientes ante esta situación y cómo te está perjudicando. Intenta hacerle entender tu posición, pero sin caer en los chantajes emocionales, ni en los ultimátums. Sé comprensivo con él y tiéndele la ayuda y el apoyo que necesita.
Pero si aun así no cambia su postura, poco puedes hacer más que aceptar la realidad de tu relación y tomar decisiones al respecto. O te condenas a ti mismo a volver a la infelicidad del armario junto a él o tomas la decisión de alejarte de esta relación que te impide ser quien eres.
La decisión es solamente tuya, pero a la hora de tomarla, recuerda: si no te quieres y respetas a ti mismo, nunca nadie lo hará.
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