Creé este blog hace casi un año coincidiendo con la inminente publicación de ‘La muerte no huele a nada’. La idea, claro está, era tener un bonito espacio de cara a la galería en el que compartir lo que se me pasara por la cabeza. Y teniendo en cuenta que el jamón serrano es una de las cosas que más veces se me pasa por la cabeza a lo largo del día, estaba obligado a incluir esa coletilla de “adicto al jamón serrano” en mi descripción.
Hoy, al ver esta foto que encabeza el post, que es de Pintxo (‘Directo al paladar’), me he dado cuenta de que en todo este tiempo no he recibido ni una sola proposición indecente de ninguna firma de jamones. No, no me refiero a que me ofrezcan un contrato millonario para convertirme en imagen de este producto patrio, sino más bien a un intento de soborno mediante el obsequio de un formidable ejemplar. Que no hace falta que sea de pata negra (si lo es, mejor, pero no es obligatorio).
Así que por si a alguna empresa se le ha pasado por la cabeza pero me ve inalcanzable, que le quede muy claro:
Se aceptan jamones. Razón aquí.
Y harán muy feliz a este humilde escritor. Gracias de antemano.