La Navidad es una época del año en la que la paz, el amor y la alegría deberían predominar. Al menos en teoría. Pero para muchas personas, estas fiestas son todo lo contrario y se convierten en un sinónimo de estrés, conflictos y tristeza. Así que si eres de éstos últimos, no te pierdas este post, porque te voy a dar algunos consejos para que puedas sobrevivir con éxito a las fiestas navideñas.
Encuentros familiares, comidas de empresa, multitud de regalos, felicidad las 24 horas del día… Lo que para unos puede ser positivo, para otros puede ser totalmente negativo. Todo depende de cómo decidamos nosotros mismos vivir la Navidad.
Sí, como lo lees. Es cuestión de decisión personal. Y para que puedas decidir pasar unas fiestas lo mejor posible, te animo a que pongas en práctica los siguientes consejos, identificando previamente qué emoción o emociones son las que te provocan estas fiestas.
Si la Navidad te provoca estrés, ASERTIVIDAD
En caso de que seas de los que se ve sobrepasado por tanto compromiso navideño, toma nota de este punto. Es habitual que en estas fiestas nos veamos desbordados por comidas, cenas, encuentros, regalos, loterías y un larguísimo etcétera. Tanto, que no es de extrañar que surja en nosotros un fuerte estrés que nos haga rechazar la Navidad.
¿Qué puedes hacer si te ocurre esto? Muy sencillo: combatir este estrés con asertividad.
Ante tanto compromiso, debes tener claro que no tienes obligación alguna de acceder a todos ellos. Párate a reflexionar qué acontecimientos o acciones te apetecen de verdad y recuerda que tienes derecho a decir no ante aquellos que no quieras cumplir.
Y es aquí donde entra en juego la asertividad, que no es otra cosa que la capacidad de expresar nuestros derechos y lo que queremos de una forma respetuosa con los demás, pero siendo inflexibles.
Tu tiempo y tu dinero son tuyos y si no llegas a todo, o simplemente no quieres llegar, selecciona aquello que quieres hacer. Tú eres lo primero, así que fuera estrés.
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Si la Navidad te provoca conflictos, PAZ INTERIOR
Estas fiestas pueden ser también fuente de conflictos con familiares, amigos o compañeros de trabajo. Puede que en la cena de Nochebuena te toque reencontrarte con ese cuñado que tiene unas ideas políticas contrarias a las tuyas o con ese tío que suelta comentarios homófobos entre langostino y langostino.
¿Aquí que puedes hacer? Evitar el conflicto trabajando tu propia paz interior. Conciénciate durante días anteriores sobre el panorama que te vas a encontrar y relájate lo máximo posible. Ten en cuenta que solo es una cena y que no vas a conseguir nada metiéndote en una gran discusión. Así que ignora al máximo posible todas esas conversaciones que te van a provocar sufrimiento y disfruta del resto de comensales.
Eso sí, si te sientes insultado, ofendido o atacado, no dudes en cortar de raíz la conversación, expresando educadamente cómo te hace sentir. Sin broncas y sin entrar al trapo. Si aun así, continúa la situación, estás en todo tu derecho a levantarte de la mesa y marcharte. Ante todo, respeto.
Si la Navidad te provoca tristeza, GRATITUD
Otra emoción habitual de las fiestas navideñas es la tristeza ante el recuerdo de todas esas personas que no están con nosotros, ya sea porque han fallecido o porque no pueden pasar estos días a nuestro lado.
Es normal e, incluso, saludable sentir tristeza por aquello que hemos perdido, por lo que no debemos rechazar esta emoción. Pero lo que sí debemos hacer es gestionarla, para que la Navidad no se convierta en una festividad amarga para nosotros y los que nos rodean.
Por ello, en primer lugar, permítete sentir esa tristeza por los que no están. Conecta con ella y vívela de forma saludable. Recréate en un bonito recuerdo de esas personas.
Desde ahí, lleva tu atención a esas personas que sí están a tu lado en estos días. No dejes que la tristeza de los que no están te impida disfrutar de los que aún siguen contigo.
Entonces, conecta con la gratitud. Agradece tanto por los que están ahora como por aquellos que estuvieron por todos esos momentos tan bonitos que viviste. Apuesta por lo positivo y agradece.
Y con todo esto, ya tienes armas suficientes para empezar a darle la vuelta a la Navidad y vivirla así de una forma más feliz, dejando atrás todas esas asociaciones negativas que solemos darle.
Sobre todo, recuerda que la felicidad no está fuera de nosotros, sino que es en nuestro interior donde debemos encontrarla. Ni las luces, ni los villancicos, ni los regalos nos harán felices si no somos capaces de conectar con la felicidad que tenemos dentro.
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