Todos tenemos sueños, o al menos deberíamos tenerlos. Soñamos todo el tiempo: con tener una pareja que nos acompañe en la vida, con una casa más grande, con que nos toque la lotería, con el éxito laboral, con vivir en un lugar paradisíaco… Pero a menudo estos sueños no se convierten en realidad y el motivo es claro, nunca llegamos a convertirlos en objetivos.
Sueños, objetivos… ¿Acaso no estamos hablando de lo mismo? Definitivamente, no. Los sueños son idealizaciones, anhelos, deseos, algo que está ahí, en nuestra mente, como algo que nos gustaría pero que percibimos como lejano o, incluso, inalcanzable. En cambio, los objetivos son metas mucho más definidas, más palpables y que nos invitan a la acción para conseguirlas.
Teniendo clara la diferencia, podemos afirmar que la mayoría de personas tienen sueños, pero muy pocas tienen objetivos. ¿Por qué? Porque en realidad no están dispuestas a pagar el precio que supone hacer que sus sueños sean realidad. Un precio que suele incluir acción, tiempo, esfuerzo y en ocasiones hasta privarse de tiempo de ocio.
A no ser que de pronto encuentres la lámpara de Aladino, difícilmente tus sueños se van a cumplir por arte de magia quedándote sentado en el sofá. Es como querer que te toque la lotería sin ni siquiera comprar un décimo. Por eso, la clave está en convertir tus sueños en auténticos objetivos.
Cómo lo puedo hacer
Para transformar un sueño en un objetivo, debes bajarlo a tierra para que deje de ser algo ilusorio y basarte en la acción. Así que levántate de la silla, coge un cuaderno y un bolígrafo y ponte manos a la obra en este mismo momento. ¿Para qué postergarlo? ¡Vamos!
Empieza por dar respuesta a las siguientes cuatro preguntas: ¿En qué consiste exactamente mi sueño? ¿En cuánto tiempo lo quiero alcanzar? ¿Qué pasos debo seguir para conseguirlo? ¿Qué necesito para ello (herramientas, conocimientos, etc.)? Dando respuesta a estas cuestiones estarás dotando de realidad a tu sueño. O, lo que es lo mismo, estarás convirtiéndolo en un objetivo.
Hagámoslo juntos…
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¿En qué consiste exactamente mi sueño?
La claridad da poder, por lo que debemos definir con precisión y todo lujo de detalles en qué consiste el sueño. No basta decir “quiero una pareja” o “busco un trabajo nuevo”. Define al máximo a esa pareja (físico, personalidad, aficiones…) o a ese trabajo (puesto, empresa, ubicación, sueldo…).
Cuanto más preciso seas, más claro lo tendrá tu mente y mejor trabajará para alcanzarlo.
¿En cuánto tiempo lo quiero alcanzar?
Elige una fecha lo más concreta posible y anótala en grande en tu cuaderno. Esta fecha, esa en la que alcanzarás tu objetivo, debe ser inamovible. Por ello, trata de que sea realista. Ten en cuenta que si te quedas corto es probable que no lo consigas y te frustres. Una frustración que llegará también por aburrimiento si te marcas una fecha demasiado lejana.
Marca esta fecha en el calendario, en tu agenda, en el móvil… Tenla bien presente, pero no como una amenaza que te genere estrés, sino más bien como esa fecha que ilusiona porque será cuando hayas conseguido tu meta.
¿Qué pasos debo seguir para conseguirlo?
Una vez definida la fecha límite, piensa qué pasos necesitas dar para llegar hasta ahí. Define esos pasos de forma retrospectiva. Es decir, ponte en la situación de que el objetivo ya se ha cumplido e imagina qué hiciste justo antes de llegar ahí. Una vez lo tengas, imagina el anterior y sigue así sucesivamente hasta llegar a tu presente.
A todos esos pasos ponles una fecha e inclúyelos también en todos tus calendarios y tu cuaderno de trabajo.
¿Qué necesito para ello?
Ha llegado el momento de analizar los recursos que son necesarios para tu objetivo: adquirir conocimientos nuevos, algún tipo de presupuesto, hacer contactos, adquirir materiales, etc.
Debes de hacer una previsión sobre todo lo que vas a necesitar y en qué momento, y por supuesto incluirlo en esos pasos del punto anterior.
Dando respuesta a estas cuatro preguntas podrás convertir en objetivos todos esos sueños que llevan años rondándote la mente, sean del tipo que sean. Te animo a que te pongas manos a la obra.
Y si quieres recibir ayuda, escríbeme para que, como coach, te apoye y oriente en el proceso de convertir sueños en realidad.
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