Me acosté anoche con el ruido del helicoptero rondando la zona de Sol que ultimamente es banda sonora habitual de la madrugada madrileña. Me he levantado con vídeos llenos de insultos, de gritos y de dos grupos enfrentados por cuestiones… ¿religiosas?
Estoy totalmente a favor de la marcha laica de ayer y en contra de la visita de Benedicto XVI a España con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Pero también estoy en contra de que todo esto derive en un enfrentamiento real entre las personas. Viendo los vídeos de las disputas, he sentido más cerca que nunca a esas dos Españas que nos llevaron a la Guerra Civil.
Ateos contra curas. Fachas contra rojos. Izquierda y derecha como dos bandos de una batalla que se calienta a la mínima de cambio. Pero no hay que olvidar una cosa: el enfrentamiento personal no conduce a ninguna parte. Bueno, sí. Conduce a una destrucción de todo por lo que se ha trabajado durante años de Democracia.
La Iglesia, con Benedicto XVI al frente, no es ningún ejemplo de tolerancia ni comprensión, muy al contrario de lo que pretende vender al mundo. Como homosexual, me siento atacado y discriminado por ella. Al parecer, la única forma de que esta institución me quiera, es renegando de mi orientación sexual – que yo no he elegido – y reprimiendo mis necesidades. Evidentemente, no estoy dispuesto.
Al margen de esto, he visto en uno de los vídeos que unos cuantos chavales del JMJ, que no tendrían más de 15 años, salían corriendo abrazados ante los gritos de “¡Fuera! ¡Fuera!”. Y qué queréis que os diga. Por ahí sí que no paso. ¿Es que acaso son ellos los culpables de todo esto? Para nada. Seamos realistas y no olvidemos que muchísimos de los jóvenes que han venido no son más que chavales que están de excursión con sus compañeros de colegio con la excusa de ver al Papa. Y lo viven como lo que son: adolescentes.
Todos ellos crecerán y sus ideas evolucionarán. Creedme. Sé de lo que hablo. Yo llegué a ser hasta catequista con esa edad y muchos de mis amigos también. Pero luego el mundo se abre ante tus ojos y las percepciones cambian.
También se habla de que los peregrinos sabotearon la marcha laica de ayer y de ahí todo el enfrentamiento. No sé si fue así, porque no estuve. Pero sí me he movido mucho por el centro de Madrid estos días anteriores y la zona de Sol y Montera ha estado repleta de peregrinos a cualquier hora. Bueno, es que en realidad Madrid está a rebosar de ellos. Es imposible dar un paso sin tropezar con algún grupo. Imagino que ellos insultaron también. Claro que sí. Pero no hay que rebajarse. No, no y no.
Luego está todo el tema de la carga policial, que no solo me da vergüenza sino que me anima muy mucho a coger las maletas y salir de este país sin mirar atrás. La Policía madrileña le ha cogido el gusto a sacar la porra cada vez que puede. ¿Será que le dan alguna prima económica por herido conseguido? Insisto, vergonzoso.
En fin, sigamos defendiendo nuestros derechos, pero por favor, no perdamos el norte. Insultar y gritar a adolescentes no es la solución. Al contrario, se le da motivos a la rancia Iglesia para seguir arremetiendo contra quienes no comulgan con ella. Seamos ejemplo de lo que ella no es y no convirtamos en mártires a los que solo son peregrinos.
Organizar una manifestación laica en una ciudad invadida por ‘cristianitos’ es algo muy arriesgado, pero eso no quita que pueda llevarse a cabo de una forma pacífica.
La actuación de la policia ultimamente deja mucho que desear, y ha quedado demostrado con las ultimas marchas del 15M y sus acampadas.
Yo de todas estas situaciones sacaría algo en claro: la policía ha perdido totalmente su finalidad de proteger al ciudadano y ha empezado un rol de proteger los intereses del político de turno que gobierna la ciudad mediante acciones y actitudes desagradables y violentas ante unos manifestantes que lo único que quieren es exponer su punto de vista ante una realidad casi indecente.
Ben
Totalmente de acuerdo. 🙂
Culpa de la iglesia por mil y un motivos y culpa del gobierno, por su falta de respeto y su gasto economico, sin dar una explicacion ni dar la cara. Para resumir, que estoy que trino
Culpa de muchos pero pocos se responsabilizan. Horroroso.
De verdad, España parece ser un país de tolerancia, (vivo en Barcelona desde unos meses), pero con estos hechos, los que salen del armario son las extremistas.
La religión es una cosa. Podemos respetar y estar de acuerdo con sus preceptos o no. Pero lo más importante es dejar la libertad a todos de vivir como desean.
En un país marcado por un largo período de privación del derecho fundamental a la libertad, es realmente una vergüenza para llegar allí.
En vista de la crisis económica que atraviesa España, creo que hay otros temas que merecen más atención que Benedicto XV.
Ser católico, ateo o agnóstico son cosas que son igual de respetable y como buenos ciudadanos debemos de respetar desde mi punto de vista.
El problema es cuando llegan los fanatismos de cualquier tipo o la imposición de nuestras ideas al resto de la sociedad. Un católico entiendo que no aborte, vaya “virgen” al matrimonio y cumpla todos los demás dogmas de la iglesia católica impone pero nunca esas ideal deben de ser impuestas porque sino entramos en el peligroso camino de los fanatismo (que en España desgraciadamente somos muy dados a ellos).
No estoy en contra de la visita del Papa ni de que vengan miles de peregrinos a verle pero lo que si estoy en contra es que todo este tinglado se financie con los impuestos de tod@s. Cualquier tipo de Institución Religiosa, del tipo que sea me da igual, dese ser financiada por su fieles y no por el conjunto de una sociedad que en la teoría es laica pero cuando viene un líder de esta magnitud, nuestros políticos del signo político que sea se bajan los pantalones.
Como siempre y como conclusión, no entiendo nada y nunca lo entenderé.