Son muchísimas las creencias que tenemos en torno al amor y la mayoría de ellas nos está limitando a la hora de mantener una relación de pareja saludable y feliz. Tanto es así, que si no las identificamos y las trabajamos es posible que estemos boicoteando nuestras propias historias sentimentales. Descubre en este post cómo puedes hacerlo.
El amor es el tema por excelencia de las películas de todos los tiempos. Hasta tal punto, que la mayoría de creencias que tenemos sobre el amor las hemos adquirido de las grandes producciones de Disney y Hollywood. El problema es que adquirimos como reales creencias que solo tienen sentido en la ficción y, de ahí, que no nos sirvan para nuestra realidad.
En mayor o menor medida todos somos víctimas de este amor romántico tan mal entendido, lo que hace que caigamos en historias que no funcionan y que nos provocan una enorme infelicidad. Lo positivo es que sabiendo cuáles son esas creencias, podremos lograr cambiarlas y adquirir una visión del amor mucho más real y potenciadora.
El alma gemela
Una de las creencias sobre el amor que con mayor asiduidad encuentro en mis clientes es la de la existencia de un alma gemela, de una persona correcta, de un the one. Es decir, de que hay alguien con quien sí va a ser amor de verdad y que se va a convertir en la pareja adecuada, en detrimento de todos los demás.
El encontrar a ese the one lleva a menudo implícito la necesidad de que el amor surja de inmediato, en forma de flechazo inequívoco, y con unos niveles de intensidad elevadísimos, de tal forma que no haya lugar a dudas de que esa es la persona de nuestra vida.
De este modo, quien tiene esta creencia se pasa toda su vida buscando a esa alma gemela, con unas expectativas tan altas que va dejando por el camino posibles historias con las que podría haber llegado a ser tan feliz o incluso más que con esa que anda esperando.
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La realidad es que no existe esa alma gemela que está destinada a ser para nosotros y no hace falta argumentar mucho para desterrar esta idea. Imagina por un momento que sí existe esa alma gemela, pero que por circunstancias de la vida, vive a 200.000 kilómetros de ti y que nunca llegáis a cruzaros. Te tocaría vivir toda una vida sin amor de pareja. Qué triste, ¿no?
O imagina que sí conoces a tu alma gemela, pero que por circunstancias fallece. ¿Qué pasa entonces, que jamás podrías volver a enamorarte porque no habría nadie para ti? Como ves, tener esa idea de que solo hay una persona en la vida de cada uno, no solo es una creencia limitante, sino que también es una creencia sin cimientos.
Amor inmediato y perfecto
Otra creencia que también nos perjudica es la de querer que el amor surja rápidamente y, si no lo hace, es que entonces no es amor. Vivimos en unos tiempos en los que la paciencia se ha perdido y lo queremos todo para ya. Pero no solo eso, sino que además de quererlo rápido, lo queremos todo perfecto.
Un ejemplo de ello lo vemos en las apps para ligar como Grindr, Scruff o Wapo, donde tenemos todo un catálogo de hombres donde elegir con quien estar. Así que si conocemos a alguien y no nos termina de cuadrar en algún detallito, no tenemos problema en dejarle ir y pasar al siguiente.
Trabaja para tener tu historia feliz
¿Pero sabes qué? Todos podemos trabajar para tener una relación de pareja llena de amor y en la que seamos felices. De hecho, no es que podamos, es que debemos, sobre todo si queremos que sea una relación que dure en el tiempo.
Para ello debes identificar esas creencias que tienes sobre el amor y que son más propias de las películas que de la realidad y ver cómo te están afectando. No existen príncipes azules perfectos. Existen personas más o menos compatibles con nosotros por las que puede merecer la pena intentarlo.
En contra de lo que nos han hecho creer, el amor perdurable no crece solo. Toca dedicarle tiempo y esfuerzo para que el enamoramiento inicial se convierta en un amor auténtico que sea la base de tu relación de pareja.
Y si quieres romanticismo, ponle romanticismo. Eso sí, siempre y cuando sea un romanticismo saludable, en el que prime la libertad y el respeto al tiempo que se aleja del apego, los celos y las posesiones. Definitivamente eso sí que no es amor. Que te quede claro.
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