Este fin de semana fue de retiro. Retiro obligado en la cama, gracias a una gastritis estupenda. Así que lo dediqué a ver películas a las que les tenía ganas y que por circunstancias no había podido ver todavía.
Empecé por Harry Potter y en menos 36 horas me vi las tres últimas: ‘El misterio del príncipe’ y las dos partes de ‘Las reliquias de la muerte’. No es que sea un gran seguidor de la saga (sus comienzos me pillaron bastante mayorcito), pero sí que he sido siempre muy fan de la magia. Ya de pequeño, cuando iba a los restaurantes chinos, utilizaba los palillos a modo de varita.
Lo cierto es que esta sesión intensiva de lucha contra las artes oscuras me ha venido fenomenal para asumir el triunfo del Partido Popular en las pasadas elecciones. En cuanto esté recuperado del estómago, me voy a un chino o, en su defecto, a un japonés a recopilar varitas mágicas. Que me temo que las voy a necesitar…
Como el domingo ya tenía totalmente asumido que el innombrable llegaba al poder y, además, por culpa de la gastritis no me podía cruzar Madrid (es lo que tiene haberse mudado hace poco) para votar, me lo tomé con calma y aposté por un clásico: ‘Vacaciones en Roma’.
Igual alguien se escandaliza, pero creo que me gustó más que ‘Desayuno con Diamantes’. Incluso me atrevería a decir que Audrey sale más guapa que en esta última. Cómo no enamorarse de la princesa Anna… Tendré que ver las dos seguidas para comparar en condiciones. Pero por favor, sin gastritis ni más triunfos del PP. Que a este paso voy a perder el estómago.
Nota: Por si todavía no lo has hecho, aún estás a tiempo de votar ‘La muerte no huele a nada’ a los Premios Shangay. Puedes hacerlo aquí.